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34 A los elefantes les dieron jugo de uva y de moras para que atacaran con más furia. 35 Los repartieron entre las tropas, y por cada mil soldados pusieron un elefante. Los soldados estaban protegidos con corazas y cascos de bronce. El ejército también contaba con el apoyo de quinientos de los mejores soldados de caballería.

36 Los soldados no se apartaban de los elefantes, y seguían cada uno de sus movimientos.

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